HAZ LO QUE DIGO, NO LO QUE HAGO...



Esta frase tan antigua viene siendo una realidad en todos los ámbitos del ser humano y no podría ser distinto en el buceo.
Las agencias de buceo hacen hincapié en recordarnos el código de conducta que estamos sometidos, y a un marco de ejecución de nuestra actividad, claramente definido y delimitado para todos los buceadores. Los instructores, como educadores tenemos una responsabilidad añadida. La de enseñar bajos estos preceptos y cumplirlos estrictamente. El buceador certificado recreativo debe aprenderlos y aplicarlos. Hasta aquí todo iría bien si no fuera por la famosa “Haz lo que digo, no lo que hago”.
Si en el primer curso de buceo recreativo de cualquier agencia, los instructores enseñamos que una DECO está totalmente fuera de nuestro ámbito, y no porque sea un pecado hacerla o una manía mas, si no porque es realmente peligroso hacer algo para lo cual no tienes el entrenamiento adecuado, porque esos mismos instructores, que enseñaron a sus alumnos a evitar una DECO,  si las hacen cuando les place. Incluso cuando ese mismo estudiante se certifica en los siguientes niveles y adquiere más experiencia, dentro del ámbito recreativo, decide que ahora ya si está apto para hacer una DECO de forma normal en sus inmersiones. Nada ha cambiado si todavía seguimos en el ámbito recreativo.
Si los instructores recreativos, estudiamos, enseñamos y aplicamos exámenes donde dicen que tenemos como cota máxima los -40m, porque en algún momento, bajamos a -42?
No tendremos ningún tipo de autoridad moral como educadores si en la parte donde se estudia la conservación e interacción con el medio, que nos indica reducir la interferencia a lo mínimo posible con el entorno. No cuidamos el aleteo para evitar el contacto, alimentamos o presionamos de alguna forma, la vida marina, etcétera.
La sorpresa e mayúscula cuando después de empaparnos de toda esa teoría, en nuestra primera inmersión, el guía, mentor y modelo, se pone  a juguetear con un pulpo, recoger conchas o enfocar con una linterna de 1000 lúmenes a un amedrentado pececillo de colores para el deleite de su sequito. Todo la solidez de la teoría del buceo, escrita por expertos en fisiología, biólogos marinos, se esfuma!
Otros casos de contradicciones, ocurren por ejemplo, en una inmersión en un entorno bajo techo. Es sabido por todos, que requieren de un entrenamiento especial, pero cuantas veces hemos visto grupos de buceadores sin ese entrenamiento penetrando un pecio, agarrándose en las paredes de metal para moverse por dentro, sin flotabilidad, sentándose o manteniendo contacto con el pecio. Esto no solo es peligroso para el buceador, un corte, un enganche, etc. Si no que incumple todos las buenas maneras de comportase en ese entorno, desgastándolo e incluso rompiéndolo.
Por si fuera poco, no entendemos que un accidente serio en un entorno para el cual no estamos entrenados, aparte del peligro “per se”, que implica, es que además corremos el riesgo que nuestra aseguradora no cubra nuestro accidente. La mayoría no tienen ni idea cuánto puede costar un tratamiento hiperbárico. SI sufrimos una enfermedad descompresiva por haber excedido nuestra profundidad límite, o haber penetrado una cueva sin la debida certificación, estaremos metidos en un buen lio legal y económico. La póliza no cubrirá la imprudencia. No olviden, que las agencias no meten a nadie en la cárcel, lo hacen las leyes del país en que usted haya cometido la temeridad y se pruebe que es culpa suya.
Yo me quedaría con esto que leí en Internet

De paseo, un padre dijo a su hijo «Ten cuidado donde pisas». El hijo le respondió «Ten cuidado tú… Recuerda que yo sigo tus pasos»

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